El GSP es crucial para fomentar el crecimiento económico y las asociaciones comerciales internacionales. Para los países en desarrollo, abre las puertas a mercados más grandes al reducir las barreras comerciales, lo que les permite expandir sus industrias y crear empleos. Los países desarrollados también se benefician, ya que obtienen acceso a diversos productos a precios más bajos, lo que apoya tanto a las empresas como a los consumidores. Al reducir las brechas económicas, el GSP fomenta la colaboración y el desarrollo económicos mundiales.
Por ejemplo, un fabricante textil de un país elegible para el GSP puede exportar sus productos a un mercado desarrollado con precios reducidos aranceles. Esta ventaja de costes permite al fabricante competir eficazmente con las marcas mundiales y, al mismo tiempo, ofrecer productos de calidad a precios asequibles. Para el país importador, se traduce en menores costos para las empresas y los consumidores, lo que hace que la relación comercial sea mutuamente beneficiosa.