Una zona de libre comercio (FTZ) es un área designada donde se pueden importar, manipular, fabricar y exportar bienes sin estar sujetos a derechos de aduana ni a ciertas regulaciones, lo que ofrece a las empresas una forma más flexible y rentable de realizar el comercio internacional.
Las zonas francas permiten a las empresas operar en regiones específicas sin la carga de los aranceles y aranceles tradicionales, lo que puede reducir los costos operativos. Estas zonas suelen estar ubicadas estratégicamente cerca de puertos o aeropuertos, lo que facilita el transporte y el transporte internacional. Al utilizar una zona franca, las empresas pueden mejorar sus operaciones logísticas, acelerar su cadena de suministro y mejorar su rentabilidad general.
Una zona franca ofrece a las empresas la oportunidad de importar bienes libres de impuestos, que pueden procesarse, fabricarse o reexportarse sin incurrir en costos adicionales. Para su empresa, esto se traduce en ahorros de costos en importaciones y exportaciones, tiempos de envío más rápidos y la capacidad de administrar el inventario con menos regulaciones.
Al aprovechar una zona franca, puede optimizar sus operaciones logísticas, reducir las tarifas y mejorar la eficiencia de la cadena de suministro y, en última instancia, aumentar la rentabilidad y mejorar su ventaja competitiva en los mercados internacionales.